Turquia!

Marzo de 2011.

Génesis.

Se juntan 2 aficionados a patear este mundo...

Gontzo, que se va de viaje con cualquiera que le haga una mueca parecida a una sonrisa

Ale, que tenia unas ganas locas de conocer Estambul.

Un cumpleaños, Gon que no sabe que regalar y en un alarde de magnificiencia le regala el viaje a Ale.

No tiene mas explicacion, nunca se me habria ocurrido ir a Turquia ni me lo habia planteado dada mi aversion a los paises arabes gracias a mi experiencia en Tunez pero una vez vistos los precios, la diversidad cultural y las buenas críticas nos lanzamos con reservas al principio, reservas de un tour de esos de todo Turquia en una semana, Estambul, Capadocia, Ankara y vuelta a casa. Inexplicablemente un dia nos encontramos que uno de los dos se habia quedado sin plaza, así que no nos echamos atrás y nos lo montamos por nuestra cuenta, como a mi me gusta, zapatillas, mochilas y a recorrer mundo!!!

Así nos embarcamos uno en autobus y otra en tren para encontrarnos en Madrid.

La noche en Madrid en el hostal Armesto, céntrico, 50€ por habitacion con baño pero sin ventanas, no estuvo mal pero tampoco fue para repetir, antiguo y un pelin oscuro si bien fue tranquilo y estaba limpio.

 

dia 1, Llegada a Estambul

La mañana siguiente tocó madrugar ya que a las 12 salia el avión y a mi los aeropuertos, aviones y todo eso me ponen frenético..

Llegamos con tranquilidad, nos deshicimos de las maletas y a esperar al avion. Turkish airlines nos sorprendió gratamente con su atencion y cuidado, hay una diferencia abismal con las aerolineas españolas, asientos amplios, dan caramelos, te, agua, y todo eso gratis!! triple guau en su honor!

Aterrizamos en Estambul, aeropuerto Ataturk, bastante moderno y cuidado... Para entrar hay que pagar una tasa de 15€ / 20$, salia mas rentable pagar en dolares y como los llevabamos, así hicimos. Por una parte se paga, te ponen sellos en el pasaporte y en otra cola te lo revisan y sellan para darte paso libre a la gran Turquia.

Cambiamos dinero en la PTT, oficina de correos turca, daban el mejor cambio aunque te cobran un 2% de comisiones. Al final estas mirando por ahorrar unos céntimos de € o algo asi pero siempre es interesante pelear hasta el final, mas que nada por no perder la forma.

Para ir al centro cogimios el Metro, 2 jetons que son como las fichas de plastico de los coches de choque, nos subimos al tren y comenzamos a recorrer los suburbios de la ciudad, llenos de luces y centros comerciales al estilo europeo.Una pequeña decepcion ya que uno espera una inmersion cultural plena desde el primer minuto. Cosas de la globalizacion.

En Aksaray toca cambiar de metro a tranvia y es en ese momento es cuando tomas plena consciencia de que estas en otra cultura. Hasta ese momento, los metros, aeropuertos, centros comerciales, etc  tenian ese regusto occidental y aséptico que es omnipresente en los paises civilizados. El tránsito es un pelín complicado, no abundan las indicaciones y era de noche pero felizmente llegamos a donde coger el tranvia al centro. Lo mismo nos paso para llegar al hotel, complicado debido a la escasa iluminacion, la falta de letreros de las calles y alguna equivocada decision que complicó la llegada. Eso si, tuvimos el primer ejemplo de la hospitalidad y educacion turca. Atendiendo a nuestras preguntas, nos acompañaron hasta la puerta desde un par de manzanas antes.

El hotel, The Tulip House espectacular, muy muy cálido, encantador, uno de los mejores hoteles donde he estado, el personal atento, el desayuno tipo buffet en una terraza con vistas (ma o meno..) al Bósforo y una habitacion limpia, impecable. Nada que objetarle! Y muy bien situado, apenas a 5min de Sultanahmet.

Salimos a dar una vuelta para cenar, recorriendo el barrio turistico, maravillandonos ante la nocturna magnificiencia de Hagia Sofia y Sultanahmet (no sabria decir porque me gustan tanto estos dos nombres) para acabar cenando en el Medusa. No estuvo mal la cena pero resultó ser la más cara de todo el viaje. El restaurante merece la pena, es una casa habilitada con comedores en varias plantas y decorada con bastante gusto y unas cuantas curiosidades. Primer encuentro con la gastronomía turco  y Turquía satisfactorio.

dia 2: Estambul - Selçuk

Amanece un nuevo dia en Estambul, muy temprano en la mañana madrugamos para salir al trote por las calles de tan espléndida ciudad. Eran apenas las 8 de la mañana del domingo y desayunabamos en la terraza con vistas al bósforo y tras desayunar nos lanzamos a la calle, sedientos de ganas de Estambul, estabamos muy cerca de Sultanahmet y alli nos encaminamos para comenzar. Ya había cierta cola en la entrada para recoger el velo para ellas y calcetines de plástico para el que los quiera.

Una vez dentro, no sabria como explicar la magnificiencia y suntuosidad de la mezquita, es todo lo que se aprecia en las fotos y sin embargo hay algo más allá, un sabor a elegancia, lujo y presencia dificil de explicar. Es piedra, es sencillez en dorados y trazos indescifrables en unos escudos y sin embargo, es preciosa hasta un extremo insultante.

Continuamos el paseo de oca a oca y tiro porque me toca hacia Hagia Sophia. Los vendedores estaban comenzando a instalar sus carritos y se empezaba a notar una afluencia mayor de publico.

Hagia Sophia. Otro templo para recordar, imponente, magnificiente, suntuoso, que se yo, no soy de letras como para definir tanta grandiosidad. Por dimensiones y presencia es tambien un monumento que uno deberia de visitar si o si para rendir pleitesia.

Otra vez al sol y a disfrutar Tokkapi desde fuera, que no teniamos tiempo para entrar a visitarlo, lo dejamos para la vuelta de nuestro rondó turco. Por la orilla del Bósforo, paseando primero tranquilamente y luego con prisa ya que apretaba el tiempo nos dirigimos de vuelta al hotel. Mientras paseabamos, Asia enfrente nuestro, pescadores de ribera agazapados entre las roca, algunos chamizos que debian ser vivienda habitual, alguna freiduría y Tokkapi a nuestra derecha.

Llegamos al hotel, nos despedimos con gran penilla, recogemos las mochilas para irnos al aeropuerto Sabiha Gokçan a traves de tranvía y bus. Llegabamos con el tiempo justito a la plaza Taksim, desde donde salía el autobús, eran las 14h15, salía nuestro avion a las 5 y el aerobus tardaba una horita en llegar.  Cuando preguntamos nos dicen que el proximo bus sale a las 13H30...Nos quedamos desencajados y empezamos a discutir sobre el horario y las posibilidades. De todo ello sacamos la conclusion de que en Turquia no se cambiaba el horario de sabado para domingo sino de domingo a lunes. Sobrándonos tiempo, nos entretuvimos comiendo por los alrededores de la Plaza Taksim para luego embarcarnos y llegar al aeropuerto. 13 liras, 45 minutillos aproximadamente...

En el aeropuerto, primera sorpresa hacen controles para entrar al propio aeropuerto, al check-in y al avion.

El aeropuerto es moderno y funcional, como todos los demas, las cosas habituales de un pais en desarrollo.

Nuestro vuelo era con la compañia Anadolu, filial de Turkish Airlines. otra compañia que da mil vueltas a cualquiera de las españolas, daban algo de comida y bebida gratis! Nuestro destino Izmir, la antigua Esmirna. No llegamos a pisarla, en el propio aeropuerto de Esmirna cogimos un tren en direccion Selçuk a la que llegamos de noche. Daba igual, no veníamos a ver nada en Selçuk. En el trayecto empezaban las muestras de la hospitalidad y amabilidad turca, en todo momento nos indicaron y ayudaron gentilmente, nos daban conversación en el tren y nos orientaron sin pedir nada a cambio, cosa que yo no me acababa de creer, siempre receloso, siempre con la mosca detras de la oreja, todavia tenia en el disco duro el comportamiento habitual de los moros y tunecinos, esa cultura de que no hay favor gratis para el turista, de que somos un simple objeto al que sacar dolares sin medida alguna y demas molestias. En Turquia todo lo contrario, gente atenta, cariñosa, cercana, cálida deseosa de ayudar.

El pueblo de Selçuk es un poco mustio así que cenita y a dormir, que no habiamos venido a visitar el pueblo sino lo que viene a visitar todo el mundo...

dia 3: Selçuk- Efeso, Pammukkale y Capadocia

El gran dia.

Comenzó en el hotel Urkmez, hotelito con bastante encanto, a medias entre hostal y pensión con aire de albergue juvenil y mucho sabor a ilusión, regentado por gente encantadora. Desayuno bufet a la turca en la terraza con vistas al pueblo y a la calle, que tocaba ver piedras tiradas por el suelo!

Nos dirigimos a la estación de autobuses y sacamos el billete que nos habría de llevar a Capadocia parando en Pammukkale. Quizás teniamos que haber regateado pero comparado con los precios europeos, por 4 duros nos atravesabamos media Turquia.

Desde la misma estación de autobuses que estaba detrás del hotel, cogimos una furgoneta a Efeso y por ahí entramos a primerisima hora. Es importante este detalle porque a partir de media mañana llegan los autobuses de los cruceros y en un momento aquello parece una manifestación, llena además de turistas de los que más estorban, masas de ganado conducidas por un guía que no permiten disfrutar de la gema que representan unas buenas ruinas.

Efeso es como minimo espectacular, por dimensiones, restos y edificios si bien no está tan informada ni adecuada para el turista como una ruina europea. Aun así a nosotros nos satisfizo y nos ocupo largamente toda la mañana de tal modo que salimos con el tiempo justo para coger el autobus que nos llevara a la ciudad y como no pasó, cogimos un taxi que no entendía nuestra pronunciación del hotel. Al final, sobre la bocina conseguimos recoger las mochilas, llegar a la estacion y esperar un buen rato a que llegara nuestro bus, que habría de llegar con casi 1h de retraso.

El bus estaba mucho mejor que los normales que hay en España, al nivel de un clase Supra pero sin asientos de cuero. Continuamente ofrecen agua, te y galletitas. El problema son las carreteras que dejan bastante que desear, mal asfaltadas, bacheadas, reviradas, pero viendo la orografía tampoco es que sea un desmerito.

Tras un viaje de unas 4h llegamos a Pammukkale. Nada más llegar a la estación teniamos una sorpresa, desde la oficina de Selçuk habían llamado para avisar que llegabamos y habia gente esperandonos a pie de andén para indicarnos como coger la furgoneta a Pammukkale. Sorprendentemente no nos cobraron ni nos quisieron clavar ninguna estacada, nos dijeron que estaba todo pagado y que en Pammukkale nos estaban esperando. Así fue. Nos bajamos delante de la oficina de la compañia de bus donde nos permitieron dejar las mochilas. Eran las 4 de la tarde y sin haber comido mas que galletitas y gominolillas afrontamos con mucha ilusión la subida hacia la montaña de azucar.

Habrá a quien le parezca una tontería pero para nosotros fue de las cosas mas espectaculares que vimos a lo largo del viaje. Una gigantesca tarta nupcial de nata y merengue estrellada en la ladera de una montaña. Ya desde lejos se apreciaba la magnitud de las fuentes y una vez cerca, la fantastica sensación del agua caliente corriendo montaña abajo por una superficie insultantemente blanca, recorrerlo todo con los pies descalzos como es preceptivo me producía indescriptibles emociones, me entraba la risa tonta, me incitaba a hacer el payaso, a subir, bajar y volver a empezar y para guinda, a la espalda de las alicatadas terrazas, unas fabulosas ruinas, Hierápolis, restos de la ciudad balneario romana que construyeron en la loma de la montaña, no son muy espectaculares en restos pero si vastas como pocas habre visitado. Nosotros disfrutabamos  saltando entre piedras como niños en un dia de cumpleaños. Y más podiamos haber disfrutado de haber llevado un bañador en la mochila dado que en la cafeteria del complejo tienen una piscina natural de agua termal llena de restos arqueologicos sumergidos... Pena, penita, pena, no poder bañarnos en semejante piscina. Se hacia tarde, llegaba el ocaso y nosotros seguiamos deambulando, cuando ya no quedaba casi nadie seguiamos paseando hasta que ya se hizo de noche y toco salir con algo de pena y los ojos brillantes de alegria. Quizás fuera emoción, quien sabe, era tarde y no se veia bien.

Ya de noche por fin pudimos cenar mientras esperabamos por la furgoneta. En el interin mientras hablabamos con el encargado del restaurante, nos contó la habitual historia de que tenia familia en Capadocia y que nos reservaba el vuelo en globo a buen precio, 110€ frente a los 150 que ponian en la web.  Nos llevaron a la agencia de viajes, nos dieron la chapa habitual en estos casos y sorprendentemente, al final decidimos confiar en ellos, cosa rara en mi, entregamos la pasta y nos pusimos en manos del azar y la buena voluntad de los hombres.

Cuando llego la furgoneta bajamos al pueblo de Denizli para enlazar con nuestro autobus nocturno a Capadocia. Como era de esperar, el autobus llegó con retraso y nosotros al fresco, ya que las estaciones no son precisamente un dechado de comodidad. Ésta en particular era solo el aparcamiento.

Finalmente llegó el autobus y nos acomodamos para 8h más de viaje. Este autobus estaba a reventar de gente y equipaje, con gran ambiente y un largo camino por delante, paradas en mitad de ninguna parte, sitios que yo definiria como total y absolutamente desolados, entre medio y medio de la estepa turca, planitud y soledad a partes iguales.

Pero de repente amanecimos en Capadocia!

Capadocia I

Recien amanecidos y ya estabamos en Goreme.

Teniamos dos noches reservadas en el hotel Kervansaray o Caravanseray. A la vista de la experiencia, todo un acierto, junto con el Tulip House Estambul el mejor de todo el viaje, sobre todo por el trato y la atencion de los dueños. Está escondido pero muy cercano al centro del pueblo, lo cual no tiene mérito porque son dos calles y 3 callejones... La habitación estaba excavada en la roca con dos ventanitas al patio y una decoracion sencilla, simple y a la par encantadora. El único pero es que se sentian demasiado las llamadas a la oración debido a la proximidad de la mezquita. Las del dia le daban encanto a la experiencia, las de la madrugada dolian un poco más sobre todo la de las 5 de la mañana. Supongo que se oiría igual en todo el pueblo.

Aun habiendo llegado tan pronto nos dieron la habitacion y tras una breve siesta matutina, (siempre hemos sido muy de evangelizar a los que no creen en el poder de la siesta...) nos acercamos a la plaza central del pueblo y en un alarde de locura alquilamos un scooter para poder movernos con cierta independencia ya que transportes publicos hay los justos...

Escogimos una compañía cualquiera de la plaza principal (si como plaza entendemos el unico recinto mas amplio que una calle y con cierta entidad) y con un plano nos armamos de valor para ponernos en carretera. Era un scooter de marca desconocida, sucio, descolorido y desgastado, como un mísero perro callejero pero para nuestro propósito era suficiente.

Una vez completada la experiencia, la verdad es que fue todo un acierto aun cuando hiciera un pelin de fresco por la temporada. Asi nos dio para explorar en una ruta errático-circular los diferentes valles y poblaciones que se consideran la Capadocia. Lo más curioso y destacado es que por primera y única vez en mi vida, en la primera parada que hicimos perdí las llaves del scooter. No sabría explicar como, me metí las llaves en bolso, recorri 30m, me di cuenta de que no tenia el peso de las llaves y sin embargo no estaban por el suelo ni fui capaz de encontrarlas. Tuve que llamar a la tienda de alquileres y que me trajeran otro juego. Tras esta anécdota, proseguimos el dia viendo todo lo accesible y no tan accesible (scooter off-road!). Las distancias son cortas por carreteras infames, llenas de baches y sucias de arena, doble benenficio, no sufres mucho pero lo que recorres lo padeces...

Pondría los nombres de todo lo visitado pero seguro que iba a cometer un atropello contra el idioma turco asi que mejor lo dejo y veis las fotos...Simplemente hicimos una ruta en sentido horario que nos ocupó todo el día alrededor de esa montaña desgarrada que aloja todas las reconocidas aunque quizás un pelin sobrevaloradas, maravillas de la Capadocia

Ya de anochecida entregamos la moto, arreglamos cuentas, nos salio tan cara la llave como el alquiler, cenamos en uno cualquiera de los restaurantes del pueblo, todos semivacios por estar fuera de temporada y a cama, que pesaban las muchas horas de bus y diversion de los dos ultimos dias.

Sobre la gastronomia y precios, habremos de decir que como en Capadocia no comimos en ningún sitio de todo Turquia, todo muy sabroso y a muy buen precio, no puedo quejarme de nada de lo que nos hubieran puesto. Y veníamos con hambre...

Goreme está muy orientado al turismo aunque presenta un aspecto melancolico fuera de temporada como fuimos nosotros. Para el viajero con ganas, alli habrá de todo...

Capadocia II, globos y museos

5 de la mañana, sin desayunar, sin siquiera oir la llamada matutina al rezo. Y nosotros en la puerta del hotel esperando por la furgoneta que nos habria de llevar a montar en globo. Nos recogieron y nos llevaron a los locales de UrgupBalloons. Un desayuno simple, galletas y el sempiterno té mientras esperabamos a que llegaran todos los que ibamos a disfrutar de la experiencia. 

Al final eramos unos cuantos, no se de donde saldrían tantos turistas ya que por el pueblo no se veian apenas... Cuando llegaron todos llevabamos cosa de una hora en el local esperando y ya amanecía al subirnos a las furgonetas para encaminarnos al campo de despegue que no era otra cosa que un campo lleno de globos.

Nos subimos a nuestra cesta, no es fácil ni cómodo pero una vez subidos la verdad es que la cesta proporciona sensacion de robustez y seguridad ya que llega al pecho y no te permite hacer el canelo. Tras unas indicaciones de seguridad por parte del "piloto" asi como quien no quiere la cosa, lentamente nos empezamos a alejar del suelo, suavemente, con dulzura extrema, fue una sensacion curiosisima, ir poco a poco ascendiendo, elevandonos hacia el aire, dejando el suelo de una manera mucho mas tranquila que con cualquier otro medio de transporte, éste parece desprovisto de las fuerzas de la física, parece no haber aceleracion, ni gravedad, ni otras tantas fuerzas que intervienen en la dinamica diaria.

Conforme nos elevábamos íbamos viendo como las demas empresas, que son unas cuantas, de navegacion en globo también realizaban los mismos movimientos, semejando aquello una manifestacion, una alegre danza de mariposas multicolores y gráciles como  si fueran autenticas. A veces te acercabas a otro globo, tanto como para que las telas se tocaran y lentamente salieramos despedidos, a camara lenta, en una nueva direccion, como si fuera el suave beso de un adiós anunciado. Eso, mirando hacia el horizonte. Mirando hacia abajo, comprendes toda la magia de la Capadocia viendo los innumerables colores de los valles y montañas, apreciando la curvatura de la tierra alli al fondo de la inmensa planitud de la estepa turca, solo distraida por la montaña alrededor del cual se articula la Capadocia.  Y mirando más hacia abajo, podias descubrir la diminuta caravana de coches, autobuses y remolques que nos seguían para ver donde ibamos a aterrizar para darnos servicio y devolvernos al hotel. Puede que fuera algo menos de dos hora de vuelo pero para nosotros fue un dinero bien invertido. Dificilmente se puede apreciar mejor todas las bellezas de esa remota region del interior de Turquia.

Para aterrizar, en un alarde de pericia y preparacion, nuestra barqueta aterrizo directamente en el remolque sin tocar el suelo.

Tras volver a pisar tierra firme, descorchan una botella de champan, la sirven con naranjada, reparten diplomas, reciben propinas y nos dirigimos de vuelta al hotel. En total, habremos pasado fuera de casa 4h muy entretenidas. No puedo hacer otra cosa que recomendar la experiencia, aun cuando sea cara, las sensaciones al volar en globo son completamente distintas a cualquier otro medio de locomoción. Y las vistas, la tranquilidad, la paz que otorga el globo son unicas!

Tras la excursion, llegamos a tiempo para el desayuno, productos turcos diversos y algo que nos cocinaban de extra todas las mañanas como tortilla u otras delicias. Gratis, todo un detalle por su parte. La verdad es que la atencion por parte del KervansarayHotel fue espectacular, incluso nos dejaron su portatil para navegar por internete...

Tras el desayuno, arrancamos a visitar el museo al aire libre de Goreme. Un pelin lejano pero con el buen dia, la caminata se hacia bastante ligera.

Pasamos por taquilla como corresponde a todo turista y visitamos el amplio museo. Dado que fuimos a media mañana ya había abundante gente y para visitar según que sitios se hacia complicado por no decir imposible ya que son recintos pequeños, oscuros y con un único acceso. El sol pegaba de pleno y como su nombre indica al aire libre las esperas se hacian largas pero fue una entretenida visita. Tambien visitamos las iglesias rupestres que están incluidas en el billete y la verdad es que la visita merece la pena. Es curiosa esa forma de vida establecida en esa zona de Turquia, bastante similar a Matera, en Italia pese a los miles de kilometros de distancia.

La comida la realizamos en el pueblo muy a deshoras pero no dudaron en atendernos y servirnos comida de la buena como en todas las ocasiones.

Por la tarde paseamos por el pueblo, subiendo hasta un mirador que hay en una de las alturas y deambulando tranquilamente por el entorno. La zona en cuestion es muy propicia para el trekking o el caminar segun se dice en vulgar. Es terreno mayormente llano con desniveles que hacen mas entretenido la caminata y los paisajes acompañan para hacer entretenido el paseo. Posiblemente en verano se sufra mas dada la total ausencia de sombras pero en la temprana primavera en que fuimos nosotros, el campo estaba verde como los campos de Castilla en primavera y la temperatura era fresca sin ser fria.

Ya de tarde-noche tocaba descansar un poco despues de tantos dias de ajetreo, madrugar, caminar, dormir poco y todo eso. Las cosas del viajar.

Otra cena espectacular y a un precio ridiculo y de ahi a la cama que al dia siguiente tocaba aventura, abandonar Capadocia de vuelta a Estambul.

Capadocia iii, las ciudades subterranes y el valle de Ihlara.

Ultimo dia en Capadocia y para variar, madrugar.

La rutina habitual del desayuno en el hotel, con sus detallitos habituales, tortillita y alguna golosina mas en el desayuno, nos gestionaron el transporte al aeropuerto de Kayseri y nos guardaron el equipaje mientras nosotros nos ibamos a la aventura. Muy recomendable el hotel.

Para pasar el dia habiamos adquirido una excursion con una agencia del centro del pueblo para visitar las ciudades subterraneas de Derinkuyu, el valle de Ihlara, el monasterio de selime y alguna cosa mas que se me queda en el olvido, con entradas, transporte, comidas y guia angloparlante por cerca de 30€ por cabeza. 

Al final merecio la pena dado el servicio que nos dieron y como pasamos el dia por ahí pululando.

Nos recogieron prontito a la puerta de la agencia en un minibus bastante moderno y cómodo en el que ya habia otras 6 personas de todos los pelajes, edades y nacionalidades.

La visita comenzó por alguno de los innumerables valles de la capadocia, camino de la ciudad subterranea de Derinkuyu, parando en un par de miradores, una racion de explicaciones del guia, alguna tienda de recuerdos y artesanias y finalmente llegamos a la ciudad, cuyo acceso es un mísero agujero en la tierra, una entradita al lado de las taquillas y por ella nos sumergimos en las entrañas de la tierra.

Para ambos, fue una visita espectacular, repleta de buenos momentos y lindas sensaciones. A mi me entro la risa tonta por verme en aquella especie de ciudad de pitufos, de esquinas redondeadas, rincones oscuros, pasillos estrechos, techos bajos y simbolos antiguos. Es algo único, con cierto parecido al Hipogeo de Matera pero a mucha mayor escala en cuanto a dimensiones que en cuanto a volumen, espacio hay poco. Son unas 14 plantas de las que visitamos 8 o 10, ocupando al final cerca de una horita.

Pese a que nosotros hablemos tan bien de esta excursion hay que indicar que no es apta para gente claustrofóbica ni para quien no esté en forma, detalle éste importante ya que pese a que lo avisan y comunican, dos valientes jubilados de nuestro grupo con su bastoncito y sus achaques tiraron para adelante y no veas que lio armaron cuando llegaron a un sitio por el que no podian pasar y como  la visita es circular, entras por un lugar y sales por otro, unos tuneles que son cuando menos estrechos asi que os podeis imaginar que se montó un atasco espectacular entre los que querian bajar y los que querian subir y no podian.

De vuelta a la superficie, nos entretuvimos un ratito disfrutando del sol y la primavera turca deambulando entre las habituales tiendas de recuerdos hasta que tocó volver a la ruta.

 

Montamos de nuevo en el transporte de ganado para hacer el tramo de carretera más largo hasta el valle de Ihlara. Por el camino, paisajes de campos verdes y viejas montañas al fondo, incluyendo algún volcan y de repente, una profunda cicatriz que atraviesa la meseta turca, con una serpentina corriente de agua corriendo por el fondo.Un tajo profundo en la superficie de la tierra, con un notable contraste entre los campos y la plenitud de la primavera en las riberas del rio.

Era nuestro segundo destino del dia, el Cañon de Ihlara en el valle del mismo nombre. En un punto indeterminado del recorrido hicimos una parada para, a traves de un buen numero de escaleras, bajar al fondo del valle, junto al rio y comenzar a caminar.

La ruta era sencilla, llana y accesible, aderezada con restos paleocristianos en forma de antiguas iglesias, restos de cuando los cristianos eran habituales en esta zona y tuvieron que empezar a esconderse, mismo origen que el de las ciudades subterraneas. En este caso, la visita no era tan claustrofóbica y opresiva sino un ligero paseo a la vera del rio, arboleda, agua fresca de la montaña y aire puro, deporte, naturaleza y cultura, que mas se puede pedir? que los jubilados se queden en el autobus? pues asi fue...

El guia amenizó la excursión con sus comentarios y explicaciones de las tradiciones cristianas otomanas hasta llegar al pueblo donde teniamos concertada la comida, un pequeño restaurante a la orilla del rio a las afueras de otro diminuto pueblo turco. No parece que el turismo haya llegado a pudrirlo todo, todavia. Pudimos escoger entre carne o pescado y ademas cayeron algunas cosas tipicas turcas. Pese a lo que se podria esperar no tengo ninguna queja al respecto. Tras la comida, nos subimos de nuevo a la furgonetona camino del monasterio de Selime. Otro ratito de carretera mucho mas corto esta vez y llegamos al citado monasterio.

Es otro ejemplo de viviendas excavadas en la fina arena de la montaña. No queda mucho de lo que hubo pero la verdad es que lo poco que queda ya impresiona. Ademas mi espiritu silvestre me hizo aventurarme por parte de las ruinas que aunque no estaban cerradas, si estaban en muy mal estado, unas escaleras muy verticales y ya desdibujadas por el tiempo que ascendian a lo más alto del monasterio. Que conste que no era ningun area prohibida, habia una escalera de mano y luego quedaba a criterio de cada uno (escaso en mi caso) el seguir subiendo. Llegue a un punto en el que ya no me atreví a subir, lo cual es indicativo de la dificultad, no tanto para subir como para bajar. Cuando tocó encarar la pendiente de la bajada, tuve que decidirme a bajar arrastrando el culo, no habia otra manera.

Sobre el resto del monasterio, es una visita muy recomendable y con todo lo recorrido hasta el momento tampoco me parecio que sobraraa, quizás desmerece un poco respecto a las ciudades subterraneas pero aun así pasamos un buen rato de excursion.

De Selime el camino ya era de vuelta, tuvimos tiempo de parar en la habitual tienda de recuerdos donde no dejamos ni un real, somos asi de agradecidos.

Finalizamos la excursion con cierta prisa ya que a las 7 nos tenian que recoger para llevarnos al aeropuerto de Kayseri, gestionado amablemente por nuestro hotel que ademas habia custodiado nuestras maletas.

Nuestro avion salia a las 21:15 y el transporte supuestamente tardaba 45min asi que tiempo teniamos...

Llegamos justito, por los pelos, al embarque que cerraba a las 20:30. Mas o menos, llegamos 5 minutos antes. Menuda manera de sufrir viendo como los minutos corrian en el reloj y la furgoneta no corria tanto.

Parte importante de la culpa es de un |@#|#@~| ingles que se presento, caminando tranquilamente, 20 minutos mas tarde de la hora de salida del bus al aeropuerto porque se habia despistado al comprar algo de comida. Subio por el equipaje y arrancamos raudos, a todo lo que daba la furgoneta, que no era mucho que digamos. Por el camino nos paso de todo: control policial, semaforos en medio de lo que parecia una autopista, un paso a nivel que cierra delante nuestro esperando a que pase el tren, tráfico, etc... Yo me arrancaba los pocos pelos de la cabeza, una vez que me habia comido las uñas, los muñones y los puños de la camisa.

Cuando llegamos al aeropuerto casi me tiro en marcha de la furgonetilla. Pasamos los numerosos controles de los aeropuertos turcos (tienen uno para los coches a la entrada, otro para entrar al edificio aparte del de siempre y del de acceso al avion) nos equivocamos de mostrador de facturacion y finalmente y felizmente facturamos y a esperar. Como es costumbre, avion con retraso pero hay que reconocer que Anadolu es una compañía muy completa, ya que dan de cenar, té y algunos frutos secos.

Aterrizaje en el aeropuerto de Estambul Sabiha Gokçam y por ello tuvimos que coger el autobus al centro (tras un agradable charla con un farmaceutico intentando explicarle que medicamentos necesitabamos....). Una vez en la plaza Taksim en otro ejemplo de la amabilidad turca nos indicaron que ya no habia tranvia al hotel y que teniamos que tomar un taxi, un joven nos llamo al taxi, le indico la direccion y nos dijo cuanto nos tenia que cobrar aproximadamente. Todo amabilidad sin pedir nada a cambio, ya podian hacer algo asi otros paises que no nombrare pero ya contare en otra crónica. 

Ya de madrugada finalmente llegamos al Erboy hotel, nuestro alojamiento en Estambul para las siguientes 3 noches. Recogimos la habitacion y a dormir que ya tocaba.

dia 7: Estambul

Amanecia un nuevo dia en Estambul, nublado, ventoso, casi diria que tiempo otoñal pero aun así estabamos con ganas de lanzarnos a la calle de nuevo.

El hotel Erboy está situado muy centrico, es moderno y por tanto un pelín insípido, salvando la atencion del personal que es abrumadora en el trato, ciertamente complacientes. Al llegar ya de noche y ocupar nuestra habitacion, vimos con desagrado que el baño olia a desagüe pero nos echamos a dormir con todo el cansancio que arrastrabamos. Al despertar todo olía igual, lo comentamos y vino mantenimiento. Intentaron reparar y como todo seguía igual enseguida nos dieron una suite cojonuda, de esas con dos habitaciones, minibar gratuito y esos placeres de los que pocas veces disfrutamos los mortales. Y menos gratis!

Salimos a disfrutar de Estambul despues del desayuno buffet libre y comenzamos por el palacio de Topkapi, la entrada es cara, carisima para los estandares turcos pero para dentro fuimos. Esta bien pero no es tan espectacular como para justificar tanta fama. Igual ya estabamos cansados de tanto ver maravillas pero tras pasar por Topkapi, se nos quedo un regusto de para-que-tanta-fama..

A partir de la visita al palacio incluyendo el área del harén que se paga aparte, ya nos tiramos a ver el resto de Estambul. El itinerario, errático como es costumbre en nosotros, conservando un ligero sentido de la orientación y dejándonos llevar por los rincones y los callejones...

Seguimos cambiando dinero en la PTT turca, segun nuestros calculos salía mas barato aun cuando estamos hablando de ahorrar unos centimillos.

Visitamos los grandes bazares, no encontrando nada de interes y saliendo indemnes de los vendedores. Es todo un paraiso del consumismo aunque todo sea tan falso como un euro con la cara de Popeye pero es dificil encontrar unos compradores menos impulsivos que nosotros. Con las manos en bolso salimos para descubrir el bazar de las especias. Aquí si que toco comprar algo que las especias son grande cosa para un cocinillas como yo.

Para comer acudimos a las especialidades turcas en una plaza al norte del gran bazar, borek y empanadas. Para beber té manzana en algún cafeteria, pastelillos turcos en alguna pasteleria, lo que tiene el turisteo para los que somos de buen diente.No fue especialmente destacable pero son pequeñas satisfacciones que hacen mas agradable la vida...

Visitamos mezquitas, a cual más bonita, sobre todo la Mezquita Azul. Paseamos por debajo del acueducto en Estambul. no llegamos a FatiAkim porque nos quedamos por el camino, tampoco nos dio tiempo a cruzar el Bósforo para pasar a Asia de nuevo. Al final, hay tantas cosas para hacer que se nos quedan otras tantas por el camino.

Pese a ello no diria que Estambul es una ciudad tan apasionante como la venden pero merece la pena la visita. Quizas esta opinion mia se deba mas a que prefiero los pueblos y la vida rural que las grandes ciudades.

La cena en un restaurante muy afamado por tratar bastante al publico español. Quizas de tanta fama no merece la pena recomendarlo sobre todo si lo comparamos con la comida de la Capadocia.

Como recomendacion gratuita y general no merece la pena seguir las recomendaciones de las guias, cuando sale ya publicado, enseguida se llena y suele perder sus virtudes.

dia 8: ultimo dia en Estambul.

Amanecimos con lluvia, mucha lluvia. corría el agua calle abajo que metia miedo así que nos lo tomamos con cierta filosofía, desayuno tranquilo y cuando nos atrevimos nos tiramos de nuevo a la calle, con paraguas y buscando las esquinas para no mojarnos. Tiraba el aire de tal manera que en la torre Galata, era imposible acercarse a la barandilla para ver las vistas. 

Quizás por eso nos pareció un poco sobrevalorada la dicha torre. Lo más destacado del día fue la comida. Un pescado fresco como pocas veces se come. Y mucho menos a esos precios.

Deambulando entre las esquinas, atechados, buscando cualquier rincon a la sombra de la lluvia llegamos al mercado de pescado que crece a la orilla del cuerno de oro y alli medio escondido bajo un toldo azul estaba el pequeño restaurante. Por algo menos de 10€ comimos bonito, calamares y sardinas a cual mas fresco. Lástima del tiempo que no nos permitia disfrutar de las vistas a pie de agua que teniamos pero la comida fue espectacular.

Poco más tenemos que contar aparte de ver caer agua como si no hubiera mañana. 

Así se acabo el dia y el viaje a Turquia.

El hotel lo abandonamos muy de mañana para coger el vuelo de vuelta a Madrid, nos pagaron ellos el taxi y cogimos el vuelo con tiempo de sobra

La vuelta fue bastante accidentada, Barajas estaba colapsado y nos hicieron aterrizar en Valencia, donde esperamos dos horas dentro del avion. Finalmente aterrizamos en Madrid con 45 mins para atravesar Madrid en metro y llegar a Mendez Alvaro para coger el Alsa a Asturias uno y la otra el Ave a Sevilla. Menudo carreron por los pasillos del metro para finalmente llegar por los pelos al autobus sin comer ni beber.

Asi casi sin despedirnos y sin tiempo de pensar en otra cosa acabo nuestro periplo por tierras turcas.

 

Corolario

Turquia es un pais espectacular. Asi de rotundo. Por gastronomia, por paisajes y por supuesto, por su maravillosa gente. Nunca estuvo entre mis apetencias para viajar pero no se decir que no a hacer la mochila y tirar millas y asi me lleve tan mayuscula sorpresa de encontrarme un pais alegre, educado y atento, evolucionado y todavia más europeo (y serio) que Grecia, pais que habia visitado dos semanas antes. Solo tengo parabienes para este pais, sobre todo porque la gente, que es el verdadero tesoro de un pais, es atenta, cercana, cálida y deseosa de ayudar y no de aprovecharse del turista. Hay una diferencia notable respecto de otros paises árabes como Marruecos y Túnez en ese aspecto y se agradece.

Sinceramente me parece una de las mejores experiencias que se pueden tener cerca de Europa y con un contraste cultural notable, buenos precios y mejores personas.

No descarto volver en un futuro próximo, posiblemente en moto e intentando llegar al monte Nemrut.

 

Por nosotros!

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